Cáncer, una visión desde la medicina preventiva

¿Qué es el cáncer?

Cáncer es una palabra que nos asusta mucho, porque desde siempre se ha asociado a un “mal que destruye y que es difícil frenar”. Sabemos que el cáncer es una manifestación de un envejecimiento patológico de los tejidos que genera un crecimiento “descontrolado” de células que puede comprometer un tejido y extenderse a otras zonas del cuerpo.

¿Pero porque se envejecen estas células tanto? Por el daño acumulativo del DNA (el material genético contenido en el núcleo de las células) que se asocia a factores de riesgo como la alimentación (rica en tóxicos y pobre en nutrientes), estrés crónico y mal estilo de vida.

¿Qué es un factor de riesgo?

Es todo aquello que está vinculado a la posibilidad de desarrollar una enfermedad, pero hoy hablaremos de los factores de riesgo asociados al cáncer.

Factores de riesgo asociados a cáncer

Debemos saber que los factores de riesgo son diferentes dependiendo del cáncer que se desarrolle, pero existen algunos comunes o más frecuentes.

Los factores de riesgo para desarrollar cáncer asociados al estilo de vida son muchos, pero los más relevantes son una alimentación rica en preservantes, sodio, nitritos y nitratos, el consumo de tabaco, la obesidad, estreñimiento, el hígado graso, el estrés crónico, exposición excesiva al sol, exceso de alcohol, el sedentarismo, la exposición a radiación, pesticidas y sustancias químicas que contaminan alimentos o se encuentran en el medio ambiente, que desempeñan un papel importante en el desarrollo de cáncer en adultos. Sin embargo, es un proceso acumulativo por lo cual no se asocia normalmente en el desarrollo de cáncer en los niños.

También existen los factores de riesgo genéticos, que vienen ya codificados en el DNA (la sustancia que porta nuestros genes) y los otros factores asociados al sistema inmune.

Un ejemplo de este riesgo de cáncer es la exposición a químicos como el benceno (un solvente que se encuentra en materiales de limpieza y en la producción de algunos medicamentos, en los plásticos y tintes del cabello) puede causar leucemia aguda en adultos y poco frecuente, pero también en niños.

En el caso de niños, varios estudios revelan una posible relación entre la exposición a pesticidas (usados en el hogar o los alrededores) durante el embarazo o durante la infancia y el desarrollo de leucemia.

Una forma de asociar las alteraciones del sistema inmune con el desarrollo de cáncer es el encontrado en los niños que reciben tratamiento inmunosupresor (como sucede en los pacientes trasplantados) donde se evidencia un mayor riesgo de padecer ciertos cánceres, como linfoma y la LLA (Leucemia Linfocítica Aguda). Esto no debería extrañarnos si entendemos que formamos células tumorales de forma “natural” en un pequeño porcentaje diariamente, pero es la capacidad de respuesta de nuestro sistema inmune, la que logra eliminarlas prontamente y mantener “controlado” el desarrollo de cáncer.

Finalmente hablemos de los factores de riesgo “controversiales” aunque en los últimos años se ha encontrado evidencia que nos ayuda a reconocerlos como puntos importantes a trabajar cuando queremos prevenir esta enfermedad:

Exposición a campos electromagnéticos (como vivir cerca de líneas eléctricas, el uso continuo de celular, etc.).

Infecciones virales (especialmente las ocurridas en las primeras etapas de la vida) en el caso de niños y las infecciones virales o bacterianas severas ocurridas en cualquier momento de la vida.

En el caso de los niños: exposición fetal a hormonas (como dietilestilbestrol o pastillas anticonceptivas)

Contaminación química del agua

¿Qué podemos hacer para prevenirlo?

Evitar la exposiciones a estos factores de riesgo descritos, especialmente a químicos medio ambientale
Realizar ejercicio de forma regular
Evitar el exceso de tiempo de pantalla
Mantener una hidratación adecuada
Favorecer la detoxificación natural de forma regular
Garantizar aporte adecuado de micronutrientes especialmente suplementos antioxidantes
Aprender a manejar el estrés psicoemocional